En contra de lo que a veces se cree, el sexo no es una necesidad biológica de primer orden; mantener relaciones sexuales no es equiparable a beber, comer o dormir. Si no bebiésemos, comiésemos o durmiésemos... ¡nos moriríamos! Esto no sucede con el sexo; puede que nuestra calidad y satisfacción con la vida sin contactos sexuales y orgasmos sea peor, pero podemos vivir perfectamente sin ello.
Cuando una necesidad de primer orden -por ejemplo, comer- no se satisface, el cuerpo tiene mecanismos para recordarnos que necesitamos alimento: la tripa nos ruge, nos duele, nos sentimos débiles e incluso mareados... Pero el deseo no funciona así: no aparece sin más ni más para recordarnos que el sexo nos puede hacer la vida más placentera y satisfactoria.
El deseo es lo que nos impulsa a buscar sexo -al igual que el rugir de tripas nos impulsa hacia la nevera. Pero en contra de lo que sucede con el rugir de tripas, el deseo no aparece si no le llamamos. ¡El deseo hay que alimentarlo!
- Es necesaria una buena educación/reeducación sexual, sin morales represoras, prejuicios...
- Eliminar las ideas o pensamientos que nos impiden experimentar la sexualidad con libertad
- Conocimiento del propio cuerpo
- Estimular nuestra capacidad para fantasear
- Estimular los 5 sentidos -vista, oído, tacto, gusto y olfato- de forma placentera y erótica
- Atender y disfrutar de los estímulos eróticos a nuestro alrededor
- Crear un ambiente erótico y placentero
- Fomentar nuestro lado más atractivo y, si tenemos, el de nuestra pareja
- Estar en buenas condiciones físicas -buena salud, descansados..
- Alejar el estrés, las preocupaciones y los problemas
Ana Lombardía.
La falta de deseo se trabaja en las consultas de las sexólogas/os solventando uno por uno los puntos que acabamos de comentar. Si sientes que tu deseo necesita una puesta a punto, ¡no dudes en contactarnos aquí!
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