Hay que ser multiorgásmicos, no caer en la rutina, ser unos grandes amantes, innovar en la cama, mostrarnos atractivos las 24 horas, fortalecer el suelo pélvico, practicar sexo tántrico, masturbarse, tardar mucho en correrse... Visto así ¡¡disfrutar del sexo parece agotador!!
Por todos lados recibimos mensajes que nos instan a ser los reyes del mambo en materia sexual. La sociedad está hipersexualizada, recibimos señales de contenido erótico constantemente en los anuncios, películas, redes sociales, revistas... y, por supuesto, en las webs especializadas en sexualidad.
Pero vamos a tomárnoslo con calma: no es necesario ser multiorgásmica ni hacer el pino puente para disfrutar de la sexualidad. Cada uno disfruta como le da la gana, y tener tres orgasmos no es mejor que tener solo uno... ¡ni siquiera que no tener ninguno! Y practicar todas las posturas del Kamasutra tampoco es mejor que hacer siempre el misionero.
Tampoco hay nada de malo disminuir el número de veces que practicas sexo con tu pareja de hace años. Es normal que la sexualidad cambie y que se acomode. Una de las ventajas de la pareja es disfrutar de la rutina, de la seguridad y de la comodidad ¡También hay que aprovechar eso y sacarle partido!
Cada uno disfruta con lo que disfruta y no es necesario convertir el sexo en una competición ni el algo que cueste un esfuerzo conseguir. Lo ideal es que cada uno lo viva a su ritmo, de acuerdo a sus deseos y necesidades ¡de acuerdo a lo que te pida el cuerpo!
Si alguien está tan a gusto sin masturbarse ¿por qué le vamos a obligar a hacerlo? Si estoy a gusto con mis orgasmos -o sin ellos- ¿por qué tengo cambiarlo? Si me gusta la comodidad del sexo con mi pareja ¿Por qué tengo que ponerme a innovar? Si mi sexualidad no me supone ningún problema y me resulta satisfactoria no es imperativo que la modifique si no lo deseo.
La sexualidad no es una carrera de obstáculos, no tiene que ser agotadora ni estresante ¡todo lo contrario! Una de las cosas que caracteriza a la sexualidad es que es satisfactoria, relajante, beneficiosa... Así que agobiarnos con ser mejores amantes, conocer nuestro cuerpo al milímetro o retroeyacular solo nos lleva a disminuir la satisfacción con nuestra vida erótica.
Con esto no decimos que no experimentemos o tratemos de disfrutar de nuestra sexualidad con plenitud y crecer sexualmente si es lo que nos apetece. Lo importante es tener en cuenta que la sexualidad no hay que mejorarla, sino vivirla como nos apetezca y disfrutarla a nuestra manera ¡que para eso es nuestra! Tu sexualidad no es comparable a la de nadie en ningún sentido, ni mejor ni peor. ¡Es tuya y está para que la disfrutes tú!
Ana Lombardía.
Ana Lombardía.
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